Feminismo antipunitivo y ciberactivismo.
Por Bárbara Dobermann
Con todos los medios hegemónicos en contra -no faltaron los personajes mediáticos como Jorge Lanata y Agustín Laje para avivar el fuego de la condena social-, defender a Nahir Galarza se volvió el blanco en la agenda de ataques en redes sociales y persecuciones públicas junto al escarnio a su vida íntima. Hablamos con V, una de las autoras del wordpress “Todx Presx es Políticx“*, una organización colectiva anónima que convoca a concentrar por la absolución deNahir y de todas las presas por defenderse. La necesidad de construir un feminismo antipunitivo se hace cada vez más fuerte dada la velocidad del linchamiento digital y las condenas express por la demanda mediático-popular.
¿Qué piensan de lo que despertó el caso y la condena?
Pensamos que se desató una caza de brujas y un linchamiento propiciado tanto por los medios de comunicación masivos como por el poder judicial y la justicia entrerriana. No creemos que sean dos fenómenos que puedan analizarse por separado, son partes constitutivas de una misma condena.
Transformaron a Nahir Galarza en una bruja para no poner en discusión otros temas que, no casualmente, fueron invisibilizados y desestimados. Como por ejemplo el arma reglamentaria de su padre policía. Pero también las relaciones de amor romántico y heterosexual en las que se generan las violencias machistas y la autodefensa real que pocas veces coincide con las situaciones contempladas en el código penal como parte de la “legítima defensa”.
La condena a perpetua la caracterizamos como una condena “ejemplar”, es decir, una condena que pretende aleccionar a lesbianas, travestis, no binaries, mujeres cis y trans entre otras corporalidades disidentes y condenarnos a muerte. A Nahir Galarza la condenan a muerte con prisión perpetua y a todxs lxs que no somos varones cis heterosexuales nos condenan a muerte cuando criminalizan la autodefensa.
Si bien cuestionamos la prisión y las condenas en todos los casos, no podemos dejar de mencionar el evidente trato diferencial que establece el poder judicial: El mismo día que condenaron a Nahir, la justicia absolvió a los policías que asesinaron a Natalia Melmann, por citar un ejemplo.
En cuanto a lo penal, ¿es posible revertir la condena?
Si bien nuestro horizonte es la libertad y la absolución para Nahir Galarza, consideramos que si logramos mejorar su situación ya sea conquistando que le bajen la pena en las instancias de apelación o logrando mejores condiciones de encierro es una victoria parcial muy importante no solo para ella, si no para todas las presas y presxs por defenderse en situaciones de violencia machista.
Uno de los principales obstáculos para lograr la libertad de Nahir es la reforma al código de ejecución penal que se votó en el 2017 luego del femicidio de Micaela García y allí vemos, otra vez, lo perjudicial que es el punitivismo dentro de los feminismos.
En este sentido, incluso se pronunció el Juez paranaense Pablo Barbirotto, que expresó en los medios de comunicación que la prisión perpetua aplicada es anti-constitucional y la igualó a una condena a muerte porque, según él, quita toda posibilidad de reinserción social. Esta condena está generando una crisis al interior del poder judicial, con un funcionario que se posiciona a la izquierda de muchas referentes feministas que se manifestaron a favor de la sentencia. Creemos que hay que aprovechar estratégicamente esta crisis, aunque no estamos a favor de la constitución ni luchamos por los “derechos humanos”.
Hay varios elementos que nos parece importante destacar: en la declaración testimonial de Nahir, ella declara que sufrió violencia sexual, psicológica y física. Relata cómo Pastorizzo la presionaba y la lastimaba cuando tenían relaciones sexuales y también relata un episodio en el que su novio rompió un celular y lo partió en dos en medio de una situación violenta, si a este relato se suma el hostigamiento a través de incontables llamadas y los audios en los que Pastorizzo le gritaba y la maltrataba, se puede ver claramente la violencia machista que padecía Galarza.
La primera prueba de parafina demostró que Nahir no tenía pólvora en sus manos, aunque luego esta prueba fue desestimada aduciendo que “se lavó las manos”. Aunque el arma homicida fue el arma reglamentaria de su padre, por lo que tenemos entendido, él no está involucrado en la causa ni estuvo bajo sospecha, ni en la justicia ni en los medios. Estos elementos, entre otros, son los que nos hacen sospechar seriamente que la causa está armada o que hay algo más que desconocemos pero queremos dejar en claro que, incluso tomando como real la versión oficial de los hechos, igual defendemos la absolución y la libertad para Nahir Galarza.
Una parte del feminismo no considera que se trate de un caso de legítima defensa y ponen el foco en la culpabilidad y en la igualdad de tratamiento en cuanto a la ejecución penal. ¿A qué creen que se deba esta posición?
Creemos que se debe al hecho de que la gran mayoría de los feminismos hegemónicos tienen una perspectiva punitivista o, en el “mejor” de los casos, una perspectiva garantista y es allí donde radica el principal problema político.
El feminismo de la igualdad que plantea incluirnos y asimilarnos al contrato social en lugar de cuestionar el carácter universalista, colonial, occidental, heteropatriarcal, racista y clasista del mismo no puede, por sus propios límites políticos, estar en contra del sistema penal y mucho menos apoyar a mujeres como Nahir Galarza.
Nahir Galarza es percibida de forma casi unánime como “culpable” y los feminismos masivos solo defienden “inocentes” y buena gente que no se “merece” la pena y en realidad, está presa o imputada por un error en la aplicación de las leyes, por el machismo de algunos funcionarios o jueces o, en última instancia, por el machismo de un poder judicial añejo que necesita ser renovado por el progreso feminista.
Este tipo de ideas son las que llevan a pensar que existe la “violencia cruzada” en una relación de poder asimétrica entre un varón cis y una mujer cis en este caso, a caracterizar que si una mujer se defiende, en apariencia, por fuera de lo que plantea la ley como legítima defensa es justo que sea condenada por el poder judicial.
Por otro lado, existen un conjunto de ideas judeo-cristianas, racistas y clasistas solapadas bajo una supuesta “interseccionalidad” que no es tal, que llevan a pensar que en otras causas de legítima defensa que si fueron tomadas por el movimiento feminista existió una “ausencia del estado” que el feminismo blanco debería reparar en su afán civilizatorio.
En definitiva, creemos que el feminismo hegemónico dejó tirada a Nahir Galarza porque no es redituable políticamente para sus objetivos implícitos y explícitos.
¿Cómo se tejen lazos de solidaridad con Nahir? ¿Qué le dirían a quienes cuestionan que no sea feminista o que su padre sea policía?
Creemos que vamos a poder establecer lazos concretos de solidaridad cuando ella rompa con su familia y con su padre que hizo todo lo necesario para que termine en esta situación.
Creemos que dadas las circunstancias, ella ya no tiene nada que perder y por eso le proponemos iniciar un diálogo para cambiar su defensa por alguien que realmente defienda sus intereses.
Queremos que sepa que no tenemos interés en sacar un rédito partidario, de hecho ningún partido político ni referente de la política tradicional se pronunció públicamente por su absolución. Nosotras somos un grupo de amigas que también sufrimos relaciones violentas y empatizamos con su situación desde una perspectiva ético-política y afectiva, no desde el cálculo mezquino.
A quienes cuestionan que Nahir no sea feminista o que su padre sea policía les diríamos que nosotras no pedimos certificados ideológicos para defenderla ¿O acaso le pedimos certificados de idoneidad ideológica a todxs lxs presxs que defendemos? y también les diríamos que su padre policía lejos de defenderla u otorgarle algún privilegio la dejó aislada y prácticamente la entregó al poder judicial con una defensa mediocre.
Más allá de este caso en particular, tenemos que entender que esta condena nos perjudica y genera peores condiciones para todxs.
¿Por qué es importante tener una visión antipunitivista? Especialmente dentro del feminismo.
Dentro del feminismo existen autorxs como Angela Davis, Emma Goldman, Dean Spade, Leonor Silvestri e incluso algunos análisis que se pueden construir a partir de los estudios pos coloniales de Silvia Federici que dan cuenta de una gran tradición de lucha contra las cárceles, por la abolición del sistema penal y sus leyes.
También existieron muchas experiencias políticas autónomas en las cuales se construyeron resistencias al poder punitivo y las lógicas estatales como por ejemplo: Sylvia Rivera, Marsha P. Johnson y las travestis de Casa Star que protagonizaron la revuelta de Stonewall, el grupo de acción directa Rote Zora e incluso hoy mismo podemos encontrar parte de estas prácticas políticas en las Milicias Kurdas y en las mujeres zapatistas que organizaron un encuentro de mujeres hace muy poco.
Nosotras no inventamos nada, solo somos un grupo de pibas que lanzamos una convocatoria a través de un wordpress para romper un poco el supuesto “consenso” que existía en torno a este caso en particular y porque estas lecturas nos movilizaron y nos hicieron reflexionar incluso sobre nuestras propias prácticas y las demandas que sostuvimos acríticamente en su momento.
Cuestionar el poder punitivo implica cuestionar la modernidad, el colonialismo, el racismo, el clasismo y la heterosexualidad como régimen político, es allí donde encontramos la importancia vital de esta perspectiva antipunitivista.
“Algo habrá hecho”, una de las frases que ilustran la última dictadura cívico-militar. Señala muchas cosas, una de ellas es la culpa y el merecimiento de un castigo, otra es la complicidad de quien la sentencia. Adentrarnos en un nuevo paradigma antipunitivo es clave para un feminismo interseccional e histórico.